El capitán, abriéndose camino a empujones entre la multitud, salta a uno de los botes salvavidas y toma asiento en un lugar seguro. Desde cubierta, un miembro de la tripulación le grita: "¡Pero capitán, si aún quedan mujeres a bordo!", a lo que este responde impertérrito: "Si hombre, estoy yo ahora como para ponerme a ligar".
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